Brasil
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La historia
cuenta que en el año 1717, El gobernador de Sao Paulo y Minas Gerais, don Pedro
de Almeida y Portugal, Conde de Assumar, pasó por la villa de Guaratinguetá
camino a villa Rica. Por tal motivo, los pobladores del lugar, queriendo
agasajar al invitado, solicitaron a tres pescadores, Domingos Garcia, Filipe
Pedroso e João Alves, una provisión de peces.
Estos hombres
se encontraban en el río Paraiba, arrojando sus redes en el agua, cuando de
repente al levantar una de ellas, encontraron una figura rota de terracota de la
Virgen de la Concepción, de tan solo 36 cm. Primero hallaron el cuerpo y al
arrojar otra vez la red lograron ubicar la cabeza. Luego del suceso, la pesca,
que hasta ese momento había sido escasa, fue tan abundante, que tuvieron que
volver a la costa por el peso que tenían sus pequeñas embarcaciones.
Uno de los
pescadores llevó la imagen a su casa y le realizó un pequeño altar, unos años
después crearon un oratorio, lugar que era visitado por todos los
lugareños.
El 5 de mayo de 1743, se comenzó a construir un templo, que se inauguró el 26 de julio de 1745, venerando a la Virgen bajo la invocación de Nuestra Señora Aparecida.
El pueblo de
Nuestra Señora Aparecida se encuentra a unos cuantos kilómetros de
Guaratinguetá, villa del Estado de Sao Paulo.
Se ignora
completamente como es que la imagen fue a parar al río, pero si se conoce su
autor, un monje de Sao Paulo, llamado Frei Agostino de Jesús quien la moldeo en
el año 1650.
La Virgen es de
color moreno y esta vestida con un manto grueso bordado, sus manos se ubican en
el pecho en posición de oración, fue coronada solemnemente en 1904, por don José
de Camargo Barros, obispo de Sao Paulo.
El 16 de julio
de 1930, Pío XI la declaró a Nuestra Señora Aparecida patrona de Brasil. El día
4 de julio de 1980, el Papa Juan Pablo II visito el santuario y le dio el título
de Basílica.
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